miércoles, 28 de diciembre de 2011

Tengo miedo, tengo miedo a soñar demasiado y luego caerme a la realidad, tengo miedo de creer en tus palabras y que no sean verdad, tengo miedo de que lo que hoy digo desaparezca con el viento, tengo miedo de tener miedo, tengo miedo del tiempo e incluso temo al silencio. Tengo miedo de estar sola, tengo miedo de estar, simplemente de estar mucho y a veces de no estar. Que miedo no saber lo que piensas, que miedo saber lo que yo pienso, pero me da mas miedo pensar que no es mas que miedo lo que siento.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Yo creo que todos nos envolvemos como golosinas en serie. Y mentimos. Usted dice que va a ser de almendras y luego es de café. Digo yo que soy de café y luego soy de licor. Confundimos a quien nos saborea, hasta que nos escupe, porque no nos reconoce y lo obligamos a sentirse solo, ignorante y ridículo. una puede explicar así la pasión, ¿no? Cuando el sabor que encontramos no es lo que anunciaba sino otro, mucho mejor. Algo nuevo, distinto, intenso. Un sabor que nos desorienta, que nos domina que nos invade y expulsa de nosotros el peso de la soledad. Un sabor que no existe en ninguna parte excepto en nuestra imaginación, pero que es al mismo tiempo lo mas real de nuestras vidas, junto al miedo de que se gaste de tanto chupar.

Lo que ocurre también es que muchas veces nos dan un caramelo y nos lo guardamos en el bolsillo para más tarde, y cundo vamos a buscarlo resulta que ya está derretido, o que se nos olvido quitarlo de allí cuando metimos la prenda en la lavadora, y esta echo un asco. Y luego, ademas, está lo de no poder aceptar caramelos de desconocidos, igual que no se puede cruzar la calle sin mirar.

Fragmento del libro DAME PLACER, FLAVIA COMPANY.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Naipes.

Tenia un castillo de naipes armado que mucho nos costo mantener en pie y un día sin esperarlo alguien lo soplo tan fuerte que de un momento a otro ese castillo se fue abajo. Una por una y como si fuera en cámara lenta callearon las cartas al suelo, me senté a mirar el panorama desconsolada, después de haberle puesto tanto empeño en construirlo, no encontraba consuelo al verlas todas desparramadas. Entre medio vi la reina de corazones, la cogí con fuerza y la levante, me la guarde muy cerca y comencé a recoger el resto, en eso estaba cuando me di cuenta que me faltaba una carta, extrañamente desapareció, se alejo del resto.
Alguien me dijo por ahí que los castillos no duran para siempre, son tan frágiles como las alas de las mariposas, si pasas a llevar tan sola una todo se derrumba.
Guardare mis cartas en un lugar seguro en espera de mejores tiempos, el viento pasara, la lluvia caerá y finalmente, el sol las secara.